jueves, 9 de julio de 2009

DESPERTAR




Ayer me acosté con la clara convicción de que era domingo, por lo tanto hoy es lunes, debo despertarme a las siete para ir a trabajar.
Llevo ya un rato dando vueltas en la cama, esperando escuchar la voz de Javi Nieves en la radio despertador como cada mañana. Por el ventanal de la habitación entra mas luz de lo habitual, me tapo la cabeza con la almohada y decido seguir durmiendo. Presiento que llegaré tarde a trabajar, no me importa, es más, ni siquiera iré.
He pasado más de veinte horas en la cama sin escuchar el más mínimo sonido, tengo la sensación de que el mundo ha decidido hibernar conmigo. Mi respiración acompaña a los latidos de mi corazón, noto como se acompasan bajando su intensidad para entrar en un largo letargo.
No sé cuando ni como desperté y ¿para que? Todo seguía durmiendo a mí alrededor. Los relojes habían detenido el tiempo justo a las tres de la madrugada de no se que día. No existía línea telefónica, ni radio, ni televisión, tan solo alguna bombilla hacía pequeños intentos de iluminar, dejando una luz tenue y pobre en toda la casa.
Me arme de valor para salir a la calle, tan solo llegue a la esquina. El silencio era estremecedor, me volví sobre mis pasos esperando encontrar en tan corto recorrido el más mínimo indicio de vida. Llegué al portal sin la menor señal. Decidí subir a casa y seguir durmiendo.

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