El fotógrafo
llego aquella mañana al colegio dispuesto a capturar tras el objetivo de su
cámara imágenes de cientos de niños sonrientes.
Como podéis
ver aquí no lo consiguió. Aun así la foto llego a su destino para felicitar la
navidad a toda la familia.
Me pregunto
si alguien se paro alguna vez a observarla detenidamente y si lo hizo si fue
capaz de percibir lo mismo que yo.
“ Han pasado
ya mas de 30 años y ni la distancia ni el tiempo, pueden hacerme ver una
sonrisa”
La mirada de
ella es triste y a la vez amplia, con fuerza y una inmensa curiosidad por descubrir.
Sus labios intentan esbozar una sonrisa que en el ultimo momento se difumina
quedando flotando en el aire.
Sus
facciones son limpias, puras. Podríamos decir “hermosas”, aunque ella no se
siente así . Su cabello mal cuidado y su ropa prestada, que no soporta, la
delatan y no puede disimular ante la cámara.
La mirada de
él no es tan solo triste, si no que refleja una baja auto estima detrás de esos
cristales que le impusieron para siempre sin preguntarle.
Sus labios
carnosos están unidos sin la menor intención de sonreir.Su cara redonda no
muestra expresión ante la cámara, no le interesa, ni le gusta nada ser
fotografiado. Ni tan solo se ha molestado en peinarse o tal vez esperaba que
alguien lo hiciera.
Sea como
sea, los dos posaron aquel día ante la cámara.
“Hoy siguen
posando juntos ante la vida”
Ya no....
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